jueves, 27 de junio de 2013

ASTRO o INFIERNO

Ya no sé donde es mejor viajar, si en un camión particular o en una guagua del servicio de transportación interprovincial, las famosas Yutong que “generosamente” nuestros “amigos” los chinos les vendieron al régimen cubano.

Reconozco que obtener un pasaje para estas guagüitas es bastante fácil, se han hecho ajustes al sistema y usted tiene la posibilidad incluso de obtenerlo con 2 horas de antelación a la salida del mismo en cualquiera de las agencias habilitadas en todo el territorio nacional, aunque técnicamente necesita más de 8 horas para lograr comprarlo por razones subjetivas y las indisciplinas que a la vista de todos cometen los encargados de este trámite, como por ejemplo dejarlo parado durante largo tiempo mientras conversan por teléfono sobre la novela o algo así.

Mas todo no es color de rosa y la sencillez para la reservación se vuelve todo un infierno a la hora de viajar, lo primero que salta a la vista es la relación precio-calidad, pues los altos precios de los pasajes se contrasta con el pésimo confort de los medios de transportación, que viajan de un extremo a otro sucios, con miles de cucarachas que sin pudor alguno se pasean por pasillos, cristales y asientos, las cortinas que sirven de protector contra el abrazador sol y los sistemas personales de aire acondicionado rotos.

Para ponerle la tapa al pomo en lo referente a este aspecto, en casi ningún ómnibus funciona los servicios sanitarios, los equipos de DVD, las reproductoras de audio y los televisores por el mismo estilo, los medios para primeros auxilios y los martillos rompe vidrios para caso de un accidente han desaparecido como por arte de magia, mientras que la iluminación es deficiente y qué decir de la incomodidad de tener que estar sentado durante 12 horas o más con el asiento delantero casi encima del cuerpo de uno.

A todo esto hay que sumarle la poca profesionalidad de algunos conductores, conducción temeraria – exceso de velocidad - pues los atrasos por las excesivas cantidades de paradas ilegales que realizan durante el viaje para recoger algún que otro viajero o valija que le reporte ganancias extras al paupérrimo salario que reciben, para comprar cualquier producto deficitario o para simplemente confraternizar con familiares o amigos  son habitual, a pesar de que los vehículos están equipados con un sistema de GPS que permite en la base velar por lo contrario a lo que hacen y que cuesta cada año miles y miles de pesos en su explotación.

La poca exigencia de los directivos de la empresa y de las bases es normal y esto conlleva a que se violen los DERECHOS de los clientes, que por cierto están tan poco divulgados como el secreto de estado más grande que exista, las oficinas de atención a la población están integrada por personas que desconocen los reglamentos y mal orientan a los quejosos, que se encuentran ante un muro realmente infranqueable como el de los antiguos castillos medievales, siempre encontrando una excusa para encubrir las indisciplinas de los trabajadores.


Por supuesto muchas personas respiran con indignada resignación ante todo este cumulo de arbitrariedades y malos tratos que no son solos estos, pues a fin de cuenta nada va a pasar y es lo más asequible al bolsillo de los que desean trasladarse de un lugar a otro, pues acá, en Cuba, el cliente es un menesteroso sin ningún valor  que necesita del servicio, pues de todas formas viaje o no viaje la empresa socialista, que no es de nadie, no se verá afectada y continuara su errático camino de desprecio e ignominias.

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